En 1955 varios marineros de un destructor colombiano cayeron al mar en el Caribe cuando el barco estaba regresando de los Estados Unidos. Luis Alejandro Velasco, de 20 años, sobrevivió diez días en el mar y, cuando alcanzó la playa y fue descubierto contó lo sucedido al joven periodista Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura 1982) que, pocas semanas después, publicó su narración por entregas en El espectador de Bogotá.
Narración en la que, como es lógico, no hay nada del realismo mágico que caracterizará obras posteriores del autor. En este caso, toda su sabiduría literaria está puesta al servicio de dar la voz al protagonista para que pueda contar lo sucedido precisa y sobriamente, y con un buen humor socarrón. Sencillamente magistral.
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