miércoles, 11 de julio de 2018
El guardián entre el centeno
Con un lenguaje coloquial suelto, de una brillantez y fuerza expresiva fuera de lo común, Salinger pinta magistralmente a través de la visión irónica y crítica del contradictorio y entrañable Holden, una realidad caótica y desordenada, un mundo sin referencias que se descompone, en el que las principales víctimas son los niños.
Su mensaje central está claro: «¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? —dice Holden a Phoebe—. [...] Verás. Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuando empiezan a correr sin mirar a dónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura».
Otro clásico de lectura imprescindible.
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