
El autor fue un gran cantor de lo argentino, con un lenguaje localista y un estilo muy personal. En Don Segundo Sombra, cuyo argumento es, básicamente, la historia de una educación, pinta escenas de vida campesina que vivió en su infancia y adolescencia con un rico vocabulario que puede requerir un esfuerzo adicional por parte del lector. El narrador es un hombre ahora culto que usa distintos lenguajes: el de las formas gauchescas del diálogo de la gente, el propio de los dos cuentos que narra don Segundo, el del mismo narrador que no renuncia sin embargo a muchas de aquellas expresiones... En el ambiente hay también un cierto aire de predestinación mágica propio de gentes que creen en premoniciones y que ven en la noche la hora de las leyendas y de la imaginación.
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