jueves, 30 de agosto de 2018
Los Idus de marzo
"He vuelto a leer esta semana Los idus de marzo -escribe Gabriel García Márquez-, la hermosa novela de Thornton Wilder que leí por primera vez hace unos veinticinco años en una traducción apresurada, y que he releído muchas veces desde entonces con el primer placer. Cuando estaba escribiendo El otoño del patriarca, como era natural, la tuve siempre a la mano como una fuente deslumbrante de la grandeza y las miserias del poder. La he comprado muchas veces en distintos idiomas para compartir mi estremecimiento con amigos del mundo entero, y no recuerdo a ninguno que no hubiera sucumbido ante aquel manantial de belleza".
Esta novela de Thornton Wilder ha quedado a un tiempo como una de las mejores recreaciones de la vida de Julio César y como una contundente andanada contra los regímenes totalitarios. En ella, a través de la imaginativa reconstrucción de diarios, cartas y panfletos políticos tanto de César como de sus allegados, amantes y enemigos, el autor traza un rico y sólido retrato que nos muestra a un hombre ególatra pero bienintencionado, cuyo poder le ciega hasta el punto de que sus propias debilidades son las que le llevan a un trágico fin.
Wilder es uno de los grandes autores del siglo XX, y sus incursiones en el género histórico fueron brillantes, valga "El puente de San Luis Rey" (1927)como ejemplo, por la que obtuvo el primero de los varios Premios Pulitzer que recibiría durante su carrera y la que le situó en primera línea de las letras en lengua inglesa.
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