martes, 25 de septiembre de 2018

Lectura y pensamiento propio


El núcleo del propio pensamiento debe formarse poco a poco, destilando los pensamientos de otros hasta encontrar nuestra propia síntesis personal, nuestra verdadera manera de ser y de pensar, sin quedar constreñido a los convencionalismos del momento, o a las opiniones dominantes que sutilmente difunden los poderosos, o quizá al propio capricho intelectual, que también es un peligro nada desdeñable.

Analizando críticamente las opiniones de otros, podemos llegar a una comprensión crítica de la sociedad, cosa totalmente imprescindible para afrontar con sensatez los numerosos dilemas que nos plantea la vida. La lectura nos da acceso a los mejores pensamientos que el transcurso de la historia ha ido acumulando en el gran tesoro del saber del hombre, a lo largo y ancho de la tierra, y a lo largo y ancho de los siglos. Leer mucho nos permite considerar con hondura todo aquello que rodea y condiciona nuestra vida y la de los demás. Nos hace verdaderamente creativos e innovadores. Nos aleja de las conclusiones simples, del relativismo ingenuo, del fanatismo torpe o del dogmatismo obtuso. Los profundos problemas que afectan al hombre no tienen una solución simple, y sólo quien ha adquirido la suficiente formación puede llegar a encontrar soluciones que aporten de verdad.

Alfonso Aguiló

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