Susana Tamaro nos ofrece en su última novela una sencilla y poderosa historia de amor. “Una gran historia de amor” que plantea preguntas fundamentales sobre los lazos que forjan los seres humanos, una historia de una fuerza y belleza notables, que es, sobre todo, una historia sobre el corazón, que permanece en silencio cuando olvidamos cómo escucharlo.
Edith y Andrea, una joven transgresora y un capitán de barco serio y disciplinado, se encuentran por casualidad en un ferry entre Venecia y Grecia, una coincidencia mínima de las muchas que componen la vida. Pero en su caso, este hecho cambia el rumbo de ambos para siempre: no se enamoran de inmediato, tampoco pueden olvidarse. Lo que sigue son años de noches clandestinas, una separación reveladora y la felicidad inesperada en la isla desde la que Andrea se enfrenta ahora a la promesa que le hizo a Edith.
La novela habla bastante de la muerte, pero sin cargar la mano en dramatismos, sino buscando respuestas a esta gran cuestión humana: “Estamos incapacitados para la vida porque estamos incapacitados ante la muerte. Nos atormentamos haciendo planes y diseñando estrategias y luego todo acaba. ¿Qué sentido tiene el antes si no hay un luego, si no hay un después?”
Consecuentemente aparece el tema de la eternidad, también resuelto sabiamente: “el tiempo no es sino una migaja de la eternidad y, si no levantamos la mirada de esa migaja, nunca lograremos vivir la plenitud de una vida que no teme a la muerte. En alguna parte del universo, el amor que nos ha unido —a mí, a ti, a Amy, a Marco, a nuestro famoso cuadrado, ¿te acuerdas?— brilla como una estrella y allí, en el misterio de esa luz que no es humana, viviremos para siempre.”
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